Venezuela, su economía socialista y la mora. Parte 1
Venezuela hasta el presente ha tenido reputación de ser buen pagador de su deuda internacional. No obstante, luego de la postura manifestada por la principal agencia calificadora de riesgo china, los rumores de una declaración de mora (conocido también como default) en octubre próximo han cobrado mucha más fuerza. El profesor de Harvard Ricardo Haussman en uno de sus ensayos ha argumentado que el gobierno posiblemente tendrá que dejar de pagar su deuda con los tenedores de bonos en Wall Street, a fin de poder solventar sus deudas con aerolíneas, farmacéuticas e importadoras de alimentos, entre otras varias, y poder solucionar al menos en una parte los graves problemas de escasez que están sufriendo los venezolanos.
En torno a la publicación del Prof. Hausmann se han generado variadas reacciones. En un arrebato que no sorprende ya a nadie, el presidente Nicolás Maduro, ha solicitado una investigación a la Fiscalía al profesor Haussman, por haber emprendido una “campaña para hacer daño a la patria" según sus palabras textuales.
Y mientras tanto la agencia estadounidense Standard & Poor's tuvo que reducir la calificación crediticia de Venezuela a CCC+ bajo el argumento de que la recesión económica, los elevados niveles de inflación y las crecientes presiones de liquidez son factores que perjudicarán seriamente la capacidad de pago del gobierno.
Y lo más lamentable es, que a consecuencia de todo esto los bonos venezolanos se dispararon en caída libre: el Global 2027, el cual marca la deuda soberana, perdió recientemente 3,2% y los papeles de la estatal petrolera PDVSA con vencimiento en el año 2022 cayeron 2,76%.
El hecho de que Venezuela esté en riesgo de default es sorprendente para los mercados que han sido testigos de que Caracas ha honrado sus compromisos.
Pero no todo son malas noticias: una buena cantidad de economistas de ambos bandos han presentado argumentos razonables que el default es improbable al menos en este momento.
Según las palabras textuales de Alejandro Grisanti, director para América Latina de de Barclays Capital, Venezuela no le ha pagado a los importadores no porque falta de dinero, sino que su economía está llena de distorsiones.
Una de esas distorsiones, es el sistema de control cambiario donde el gobierno vende cada dólar (dependiendo del rubro que el importador vaya a adquirir) a 6,3 bolívares, una cifra que es ya 15 veces más baja que el precio del dólar libre o del mercado negro.