El príncipe de las tortugas. Parte 6
Melnick era uno más del montón. Sin habilidades especiales, ni conocimiento adicional. Totalmente promedio en todos los aspectos. Tanto así que una ex-tortuga indicó en una entrevista posterior, que no podía explicar en términos razonables el éxito de Jim. La excentricidad de Dennis era tanta, que incluso un ex actor con un resumen curricular...digamos “maquillado” encontró su lugar en el grupo de tortugas. Entre éstos se codeaban graduados de Harvard, ex pilotos de combate, actrices a medio tiempo, abogados...incluso un inmigrante de un país comunista: Checoslovaquia que se ganaba la vida como jugador de cartas!. Otro más excéntrico aún era un programador de computadores que azotaba las mesas de juego de Blackjack...con un computador oculto en su bota. Como nota curiosa, parte de las preguntas que hacía Dennis en los tests eran como: nombre una película o libro que le guste o porqué; nombre una figura histórica que le guste, y explique el porqué; porqué le gustaría tener éxito en este trabajo; nombre algo arriesgado que haya hecho y porqué. Esta serie de preguntas permitiría definir quién haría daño o quién sería útil en la Bolsa. Sin embargo un requisito importante era tener buenas aptitudes para las matemáticas, y con interés en las computadoras y en los mercados. Pero no era de forma alguna determinante. Dennis y el equipo sabían que el éxito a largo plazo no se correlacionaban con un alto IQ. Lo que buscaban era conseguir gente con un arreglo emocional tal que consideraran el dinero como un ente abstracto, de forma que pudieran utilizarlo como herramienta para conseguir unas cuantas toneladas. El interés principal de los entrenadores, era que las personas pudieran colocar su ego a un lado. Que tuvieran la habilidad, y el deseo de aprender algo. Por esta razón, el grupo tenía una diversidad considerable.