LA HISTORIA DE LA BOLSA DE VALORES
La bolsa de valores se le conoce como el mercado donde se compran y venden las acciones de las empresas, entre otros productos financieros.
En el siglo XIV, los comerciantes de Brujas (Flandes) se reunían para sus negocios en un edificio propiedad de una familia noble llamada Van Der Büerse, cuyo escudo de armas eran tres bolsas de piel. A partir de esto, comenzó a llamarse Bolsa en toda la región a los lugares donde se efectuaban las transacciones comerciales. Así, en los años siguientes nacieron en ciudades como Amberes y Gante varios “bolsas” donde mercaderes de distintas nacionalidades cotizaban sus objetos de valor. Pero la primera donde se pusieron acciones a la venta fue la Bolsa de Valores de Amsterdam, cuando en 1602 la Compañía Holandesa de las Indias Orientales, primera sociedad anónima de la historia, comenzó a ofrecer participaciones en sus negocios para financiar su expansión comercial.
De este modo, era posible captar grandes sumas de dinero a través de pequeñas inversiones de los ahorros de un gran número de personas y a cambio de una participación (las acciones) en los resultados de ese negocio. Esta función de financiación por parte de una empresa e inversión por parte de un particular, nacida de las necesidades de las compañías mercantiles colonialistas de la época, como también lo fueron la Británica o la Sueca, sigue siendo la principal de las Bolsas actuales.
La institución de la Bolsa de valores terminó de desarrollarse en los siglos siguientes, coincidiendo, claro está, con la expansión del capitalismo y la empresa privada. Así surgieron la de Londres (1570), la de Nueva York (1792), la de París (1794) y la de Madrid (1831). En todas ellas se compran y se venden las acciones de las principales empresas de cada país.