ESTANFLACIÓN
La estanflación en un país es la combinación de inflación y decrecimiento económico. El concepto de estanflación es un fenómeno económico que mezcla estos dos conceptos, que cuando se producen a la vez son devastadores para la economía.
Surge cuando la economía de un país se encuentra en recesión económica y a la vez existe inflación. Procede del discurso frente a la Cámara de los Comunes que diera en 1965 el por entonces Ministro de Finanzas británico Ian McLeod, quien aseguró que el Reino Unido se encontraba en una especie de “stagflation”, combinando las palabras inflation (inflación) y stagnation (estancamiento).
Es así como en una coyuntura de estanflación, un país sufre de estancamiento de su economía a la par que el ritmo de su inflación no baja (como sería habitual), sino todo lo contrario. Es un escenario muy complicado donde se solapan situaciones de alza de precios, aumento de desempleo y estancamiento económico. Pudiendo llevar al país a una situación muy grave de empobrecimiento.
Para identificar cuando un país se encuentra en estanflación se debe analizar por una parte, la depresión económica, las tasas de crecimiento negativo y el alto índice de paro. Por otro lado y a la par, viene acompañado de una espiral ascendente de precios, lo que empobrece a los estratos medios y bajos de la sociedad y dificulta asignar recursos a los proyectos empresariales. Hasta mediados de los sesenta, estos dos graves inconvenientes macroeconómicos se creían incompatibles entre sí, ya que generalmente cuando una economía entra en recesión, la inflación baja, pudiendo incluso llegar a entrar en deflación.
Según el Premio Nobel de Economía de 1970 Paul Samuelson, la estanflación es un fenómeno “típico de las economías mixtas debido a factores diversos, dónde las sociedades generan mecanismos institucionales como subsidios de desempleo, salarios mínimos, segmentación del mercado laboral, entre otros, que hacen que la economía reaccione de forma distinta a la teoría”.
Los programas económicos para combatir este mal que mejores resultados han dado son la flexibilidad laboral, la fiscalidad empresarial incentivadora, la distribución comercial menos rígida y menos intervenida, la defensa de la competencia, una educación y formación ligada al aparato productivo, entre otras recomendaciones macroeconómicas.