DESEMPLEO ESTRUCTURAL
El desempleo estructural es aquel que se explica por cambios en la estructura económica de una o varias industrias.
El desempleo estructural se genera por que los demandantes de empleo (empresas u otros organismos) no logran encontrar el perfil de trabajador que buscan. No se trata de escasez de demanda, sino que de un cambio relevante en la tecnología o conducta de los consumidores (demanda por bienes y servicios) que ha modificado las necesidades de los empleadores, mientras que los trabajadores no han tenido tiempo suficiente para ajustar sus habilidades a esta nueva realidad.
Así por ejemplo, la industria de juguetes ha sufrido importantes cambios estructurales. Mientras que en el pasado se demandaban trabajadores para hacer tareas artesanales (crear muñecas, juegos de madera, etc.) hoy en día la demanda se enfoca en trabajadores con amplia experiencia en tecnología, capaces de desarrollar juegos electrónicos e interactivos de distinto tipo.
Si los trabajadores de la industria de juguetes no logran ajustar sus habilidades a la nueva demanda, entonces se irán quedando sin empleo. Al mismo tiempo, las empresas buscarán sin éxito trabajadores cualificados para las nuevas tareas quedando varios puestos de trabajo disponibles.
El desempleo estructural presenta características que lo diferencian de otro tipo de desempleo (friccional, natural, cíclico, estacional, etc.). A continuación describimos tres de las más importantes:
No existe falta de demanda de trabajo
La oferta de trabajo no se ajusta a las necesidades de los demandantes
Tiende a ser un desempleo de largo plazo
Por estas razones, el desempleo estructural es de lo más difíciles de erradicar.
Una de las medidas más importantes para poder reducir el desempleo estructural consiste en ofrecer programas de capacitación para que los trabajadores puedan adquirir nuevas habilidades y adaptarse a los cambios de su entorno.
Para facilitar el acceso a dichos programas se suelen entregar ayudas gubernamentales tanto a las empresas que contraten y capaciten a sus trabajadores como a las personas que por iniciativa propia decidan estudiar y actualizarse.
En cualquier caso, el proceso de reconversión de trabajadores con habilidades que ya no son demandadas es un proceso lento que requiere de una planificación adecuada y de inversión con miras al largo plazo.