CRECIMIENTO ECONÓMICO
En la generalidad, en la economía predominan las fluctuaciones interanuales de la actividad económica. Las recesiones nos llevan a mostrarnos pesimistas y las expansiones a mostrarnos optimistas. Pero si hacemos un análisis más amplio y observamos la actividad económica durante periodos más largos, el panorama cambia. Las fluctuaciones pierden importancia. Sobresale el crecimiento, es decir, el aumento continuo de la producción agregada con el paso del tiempo. Si hacemos una comparación entre la evolución del PIB de países considerados ricos, con buen rendimiento económico y países más pobres, podemos decir que son muy similares pero en menor proporción, en ambos casos el PIB ha ido creciendo paulatinamente con los años.
Al interesarnos el crecimiento por obvias razones debe interesarnos el nivel de vida, y por lo tanto debemos saber cómo ha aumentado a lo largo del tiempo y cómo varía este de un país a otro.
Para analizar el crecimiento los economistas utilizan un modelo desarrollado inicialmente por Robert Solow, profesor del MIT, a finales de los años cincuenta. Este modelo ha resultado ser sólido y útil.
El punto de partida de cualquier teoría del crecimiento debe ser una función de producción agregada, que es una especificación de la relación entre la producción agregada y los factores de producción. Una vez introducida la función de producción agregada, el paso siguiente es preguntarse qué restricciones pueden imponerse razonablemente a esta función, para esto se tiene que analizar dos factores fundamentales, el capital y el trabajo. La propiedad según la cual los aumentos del capital generan un aumento cada vez menor de la producción se denomina rendimientos decrecientes del capital. El otro factor, el trabajo, también tiene una propiedad similar. Los aumentos del trabajo, dado el capital, generan un incremento cada vez menor de la producción; también hay rendimientos decrecientes del trabajo.