CALIDAD CREDITICIA
La calidad crediticia es la capacidad que posee una entidad emisora de deuda para hacer frente a sus compromisos de pago futuros, tanto en tiempo como en forma. La calidad crediticia evalúa, por tanto, la probabilidad de incumplimiento de una determinada obligación financiera específica por parte del emisor de la deuda. Por un lado, una buena calidad crediticia nos indica que la obligación financiera en cuestión tiene poco riesgo de impago y, por otro, una muy mala calidad crediticia significa que las probabilidades de que la entidad emisora consiga pagar su deuda conforme a las condiciones pactadas son bastante bajas.
Si atendemos al concepto estricto de calidad crediticia, lo cierto es que no podemos hablar de “tipos” o “variedades” de calidad crediticia puesto que ésta es buena o mala, mejor o peor. No obstante, sí que podemos establecer un orden de prelación de la deuda emitida por los organismos emisores, asociando el concepto de calidad crediticia al nivel de riesgo de impago en caso de liquidación.
En función del emisor de la deuda podemos distinguir:
Deuda pública (soberana): Generalmente, este tipo de activos financieros poseen la mejor calidad crediticia del mercado puesto que, en escenarios de normalidad, los Estados tienen una mayor capacidad para hacer frente a sus compromisos de pago en comparación con entidades privadas. Las Letra del tesoro, los Bono del estado y las obligaciones del Estado son ejemplos de productos financieros de Deuda Pública. Deuda interbancaria: Las entidades financieras se prestan continuamente dinero con un horizonte temporal de muy corto plazo y una elevada liquidez. Por ello, también suelen poseer una buena calidad crediticia. El producto típico que encontraríamos en esta categoría son los Depósito bancario. Deuda Privada (corporativa): Se trata de la deuda asumida por cualquier persona, física o jurídica, que no sea una Administración Pública. Suele poseer una calidad crediticia menor.