AVERSIÓN AL RIESGO
La aversión al riesgo es la preferencia de un inversor por evitar incertidumbre en sus inversiones financieras. Debido a esta actitud ante el riesgo, este tipo de individuos dirige su cartera de inversión a activos financieros más seguros aunque sean menos rentables. El fenómeno de la aversión al riesgo supone por definición un cierto nivel de rechazo al riesgo por parte de una persona que invierte en los mercados financieros. Una persona puede tener ante una situación aversión al riesgo, ser neutral o ser propenso al riesgo.
A la hora de calificar a un individuo como opuesto al riesgo en el mundo de las decisiones de inversión es necesario valorar sus preferencias como un aspecto crucial a tener presente. Es por eso que la labor de un asesor financiero y su profesionalismo a la hora de perfilar el riesgo de un cliente es decisivo.
Suele considerarse que existen al menos dos rasgos diferenciadores comunes en todo tipo de inversores:
Tienen un comportamiento racional que les lleva a desear el mayor beneficio posible, asumiendo riesgo. Por lo general son enemigos del riesgo y evitan en la medida de sus posibilidades el tener que asumirlo.
La idea básica que puede extraerse y que resume el concepto de aversión al riesgo es que si se presentan dos opciones o alternativas a la hora de invertir, un individuo catalogado como “riesgo-averso” se decantará en la mayoría de las ocasiones por la que presente menos riesgo. Esto último no significa necesariamente que las alternativas arriesgadas sean siempre descartadas o renunciables.
La idea de aversión al riesgo implica a la vez que en el ámbito de las inversiones financieras, aquellas más arriesgadas deben ir acompañadas de un mayor grado de rentabilidad para que sean auténticas opciones elegibles, es por ello que hay una relación inversa entre rentabilidad y riesgo.