AVERSIÓN A LA PÉRDIDA
La aversión a la pérdida se refiere a la tendencia de los individuos a tener más en cuenta una pérdida que una ganancia de la misma magnitud.
Las pérdidas son más grandes que las ganancias. Se estima que psicológicamente una pérdida tiene el doble de valor que una ganancia, es decir, para que apostemos una cantidad, el premio debe ser el doble que la apuesta. Es por eso que para que realizamos una apuesta de igual magnitud debemos tener algún componente psicológico por el que creamos más en la ganancia.
El concepto de aversión a la pérdida está asociado con la teoría prospectiva, dentro de las finanzas conductuales. También es uno de los campos de estudio de la economía conductual y el marketing. Se estudia por qué las personas muestran generalmente cierta tendencia a elegir no perder antes que ganar cuando tiene en sus manos una decisión de inversión o de cierto nivel de riesgo.
Los estudios referentes a la aversión a la pérdida están estrechamente relacionados con factores psicológicos y de estudio de la conducta humana. A través de ellos, puede saberse que en la mayoría de los casos un individuo evita correr algún tipo de riesgo pese a tener opción a beneficios.
En este sentido, la aversión a la pérdida es una causa principal para la aparición de la aversión al riesgo. Una persona puede tener aversión al riesgo, ser neutral ante el riesgo o ser propensos al riesgo. Cuando es adversa al riesgo sufre más por una pérdida que por una ganancia de la misma magnitud, mientras que siendo neutral al riesgo la valora igual y un propenso al riesgo valora más una ganancia que una pérdida de la misma magnitud.
Si caminando por la calle encontramos un billete de 5 dólares, tendremos un nivel de satisfacción y estaremos contentos. Sin embargo, si perdemos ese dinero después la sensación de pérdida que aparecería sería mayor al sentimiento positivo inicial. En un principio no llevábamos ese dinero y al perderlo simplemente quedamos igual y el valor absoluto es cero. No obstante, psicológicamente se produce un efecto negativo como si la pérdida hubiera sido real.