Selección de un portafolio
El proceso de selección de un portafolio puede ser dividido en dos etapas.
La primera etapa comienza con la observación y experiencia, y termina con las creencias acerca de los rendimientos futuros de los instrumentos disponibles. La segunda etapa comienza con las creencias relevantes acerca de los rendimientos futuros y termina con la elección en sí del portafolio.
Puesto que la primera etapa puede hacerse tan larga como el inversionista lo desee, comencemos a elaborar ya en relación a la segunda etapa. Consideremos entonces la regla de que el inversionista debería maximizar el descuento de los retornos esperados o previstos. Ahora, consideramos la regla de que el inversionista debería considerar el retorno esperado una cosa deseable y una variación del retorno algo no deseado. Ambas reglas tienen puntos destacados, tanto como una máxima para, como una hipótesis acerca del comportamiento de inversión. La relación entre creencias y la elección del portafolio de acuerdo a la regla “retorno esperado-varianza del retorno” es ilustrada geométricamente, desde el punto de vista meramente matemático.
Puesto que el futuro no se conoce con certeza, debemos descontar los retornos esperados. Esto lo hacemos incluyendo la variable de tolerancia al riesgo.
Otra forma de hacer dicho “descuento” es dejando que la tasa a la cual capitalizamos los retornos de inversiones en particular, varíe con el riesgo.
Si ignoramos las imperfecciones del mercado, las reglas mencionadas nunca implicarán que un portafolios diversificado es preferible a uno no diversificado. La diversificación es deseada y razonable.
Esperamos este breve artículo sea de su agrado.
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